El siguiente comentario es acerca de un artículo de opinión
escrito por el filósofo y escritor Rafael Argullol,publicado en el
periódico El País el 14 de febrero
de 2006.
Rafael Argullol (Barcelona, 1949) es narrador, poeta,
filósofo y ensayista. Actualmente catedrático de Estética y Teoría de las Artes
en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de más
de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía
(Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de
cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible,
La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del
abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una
filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal
más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El
puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión
desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Pasi ón del dios que quiso
ser hombre (2014) y Mi Gaudí espectral. Una narración (2015).
Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los Premios Cálamo (2010) y Premio Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar.
El fascismo, es un régimen totalitario, enemigo de la
democracia, que confía en la violencia para eliminar a sus adversarios
políticos, tiene una ideología de derechas, aunque estatalista, y exalta los
sentimientos nacionales como elemento aglutinador de la sociedad. Por definirlo
como lo hizo Mussolini con tres
sencillos rasgos, requiere: un partido de masas, el control del
"dopolavoro" -es decir, de la gente en su tiempo libre-.
¿Qué se propone? Lo decimos
sin falsas modestias: gobernar la nación. ¿De qué modo? Del modo necesario para
asegurar la grandeza moral y material del pueblo italiano. Hablemos francamente: no importa el modo concretamente, no es antiético, ni convergente con el socialismo, sobre todo aspira a la reorganización nacional y política de nuestro país. Nosotros cambiamos los valores tradicionales, que el socialismo continúe o desaparezca, pero sobre todo, el espíritu fascista se refugia en todo lo que es arbitrario sobre el misterioso futuro.
El fascismos a día de hoy es conocido como una barbarie y identificado con la palabra totalitarismo.
El protagonista de esta nueva forma,es el adolescente(egocéntricos y codiciosos), de ahí relacionado con el fascismo de la posesión inmediata ya que se le atribuye al adolescente la necesidad de alcanzar objetos de forma inmediata. ¿Y quien promueve esta necesidad de comprar de inmediato lo que se lleva de moda,día a día? EL CAPITALISMO: que basa sus objetivos en conseguir la felicidad por medio de la propiedad y de manera rápida,la anulación de la competencia y por consiguiente la cesación de la libre empresa.
La educación es la pieza clave para salir de este estado de ignorancia donde el capitalismo y los medios de comunicación nos imponen y nos introducen en la cabeza deseos a los cuales no aspiramos realmente e ideologías falsas. La educación sería la solución para arreglar el fascismo de la posesión inmediata, pero para nuestros gobernantes es indiferente.
¿En conclusión?
Las ideologías están viejas y cansadas, y tienen décadas convocando con carácter de urgente al sentido común y a las soluciones prácticas. Las ideologías sólo confunden el diálogo que tan caramente necesitamos tener ya.
Ylenia Cobas Loureiro
Paz Pereira Álvarez
Cris López López
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